Tortugas de plástico

13/10/2022
Actualidad

Desde el momento de su nacimiento, las tortugas marinas están preparadas para entrar al mar. De manera natural, saben navegar por las corrientes saladas. Es su hábitat, y así interactúan con él desde muy jóvenes. Una vez que logran entrar, los ataques de depredadores son escasos. La mayor amenaza a la que se enfrentan en la actualidad, después de la pesca industrial, es la contaminación plástica.

Una vez que ingresan en el mar, las corrientes marítimas las exponen a cantidades industriales de plástico que llegan a ellas como basura. La mayor parte de los desechos con los que tienen que convivir son residuos de un sólo uso, como bolsas de plástico, cañitas y envases.

La presencia de plásticos en los océanos supone una grave amenaza para las tortugas marinas de todo el mundo, que confunden estos residuos como alimentos y los ingirieren para alimentarse o bien quedan atrapadas en los múltiples restos que flotan por las aguas.

El plástico como residuo es uno de los grandes problemas medioambientales actualmente, un factor que afecta a la salud y al hábitat de miles de especies, sobre todo, en el fondo del mar. Es el caso de las tortugas marinas, son las que ingieren mayor cantidad de plásticos. 

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Un estudio reciente de la Universidad de Exeter reveló que las tortugas marinas jóvenes, desde el Pacífico hasta el Océano Índico, padecen de la misma condición. La contaminación plástica, según los científicos a cargo del estudio, impone una ‘trampa evolutiva ‘para las crías de diversas especies, ya que son más peligrosas que sus propios depredadores en la naturaleza.

Se cree que la ingestión de plástico provoca la muerte por laceración, obstrucción o perforación del tracto gastrointestinal. También se sospecha que provoca desnutrición y contaminación química.

Cada año llegan al mar entre 8 y 12 millones de toneladas de plástico a un ritmo de 200 kilos por segundo. Según los expertos, de seguir así, en el año 2050 habrá más plástico que peces en el mar, lo que puede provocar la muerte por ahogo, bloqueo de las vías intestinales y respiratorias o por alteración de los sistemas inmunológico y endocrino de miles de especies animales.

Se habla ya de la ‘epidemia’ de los plásticos, pues este material se halla desde en el punto más alto –el Himalaya- hasta en el más profundo del planeta –la fosa de las Marianas-. Una prueba de ello es que los pescadores lo tienen cada vez más difícil para sacar más peces que basura del agua. Esto ocurre, sobre todo, en las zonas más turísticas, como es el caso de Barcelona, donde según un estudio publicado el año pasado casi el 40% de lo que se captura con las redes de pesca es basura.

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